Sinodalidad es caminar juntos, uno al costado del otro, mirar en la misma dirección, como estos dos amigos; pero también los codos se rozan, y, por el sendero, nos hacemos daño…
Es la sinodalidad una bella palabra, pero duele; no le sale de fondo una música de violines, sino que exige integrar diferencias, activar la acogida, alzar la comprensión mutua.
Y eso es difícil y trabajoso, cuesta, pasa obligadamente por el perdón.
El objetivo de la misión fue compartir la vida y la fe. No se había previsto la celebración de sacramentos, sino más bien espacios de intercambio fraterno y evangelizador. Desde el comienzo se generó un hermoso espacio compartido con la comunidad. Ellos mismos solicitaron la preparación al Bautismo de varios niños. Fue una misión hecha en su misma lengua, con sus cantos, sus símbolos y experiencias, lo cual se vivió como una auténtica experiencia del Espíritu que traspasa fronteras.
La presencia de mercurio en el cabello humano multiplica por 7 el límite de referencia de la OMS. El 83 % de personas evaluadas presenta niveles de riesgo alto para la salud. La exposición prolongada a metales pesados provoca daños en órganos, problemas neurológicos, cardíacos y gastrointestinales, y aumenta el riesgo de cáncer.
Los habitantes de la ribera dependen absolutamente del agua, pero la proliferación abusiva e incontrolada de la minería ilegal, la ambición y la estupidez del ser humano están convirtiendo el elemento esencial para la vida en un tóxico letal. Como Iglesia debemos decididamente poner manos a la obra en la defensa de la vida de nuestros pueblos.
Carlos Castillo, Pedro Barreto, Rosa María Palacios, Jorge Izaguirre… compusieron el cartel de rostros y nombres prestigiosos, junto con Yolanda Flores y José Manuyama. Ellos prendieron los lemas, las consignas, las palabras potentes heredadas del ingenio de Francisco: caminar juntos, cultura del cuidado, todo está conectado, el bien común, la escucha, la fuerza de la ternura… La circulación de estos valores, motivos y propósitos, que pasan de mano en mano y de corazón a corazón, nos otorga identidad, aúna voluntades, enfoca aspiraciones y crea sinergias. Lo hemos sentido de modo muy estimulante.
Esta ley concede amnistía a miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y a miembros de los Comités de Autodefensa que participaron en la lucha contra el terrorismo y fueron denunciados, investigados o procesados por diversos delitos considerados de lesa humanidad. Su aplicación anula 156 sentencias y 600 procesos en curso, beneficiando entre 300 a 900 policías, militares y miembros de los comités (se han dado ambas cifras), envueltos en 756 casos de graves violaciones a los derechos humanos durante la época de la violencia política que azotó al país.
Atreverse a soñar grande; crecer como personas, y para ello sanar lo que duele, identificar y emprender tareas de maduración; creer escuchando el Evangelio, tras los pasos de Jesús; servir, descubriendo el sueño de Dios y respondiendo a su llamado. Más o menos así fue el esquema de “vocación” que se fue desplegando en actividades de silencio e interiorización, diálogo en los grupos de vida, expresión corporal y artística, cantos, dramatizaciones…
Elías López y Javier Bernabéu, del equipo de sinodalidad-reconciliadora de la secretaría general del Sínodo de los Obispos, nos sorprendieron a todos los misioneros con algo muy diferente a lo que veníamos haciendo los años anteriores. Siempre con el telón de fondo de los Ejercicios ignacianos, y la inspiración de las Escuelas de perdón y reconciliación (ESPERE), nos han hecho vivir una experiencia inolvidable a través de la comunicación sincera y profunda mediante las herramientas que nos han enseñado. El título de las jornadas era “Liderazgo de discernimiento para la sinodalidad-reconciliadora”.
Más que estar pendiente de las palabras, me impregné del significado y la mística de ese instante: un pueblo indígena que se despide de una misionera a la que han aceptado, querido y considerado una vecina más entre ellos. Ella explicó que se va por propia voluntad, que siente que ha cumplido un ciclo en su vida y necesita, por bien de todos, cambiar. Y creo que la gente linda, con su sabiduría sencilla y profunda, lo comprendió. Ahora le toca remar al nuevo equipo.
“La actitud dictadora y mandona viene de personas sin vocación entrañable. Quizá por eso, el sujeto dirigencial se forjó sin vocación democrática, primando más los intereses particulares que el amor entrañable en favor de todos”.
“Nuestro pueblo percibe que son pocos los que actúan por vocación de servicio, como María, y que un espíritu mafioso se ha apoderado de nuestros corazones, dejándose llevar por la malsana tendencia mundial de la indiferencia egoísta y tiránica”.
Los dineros para los premios y todo lo necesario para las actividades salían de las colaboraciones de la gente. Porque acá es asombroso cómo todo el mundo echa un cable para que el festejo se pueda armar, es una verdadera minga, una especie de crowdfunding amazónico.
En Yanashi, río Amazonas, la crecida plantea muchos problemas al devenir cotidiano, dificultando, interrumpiendo y hasta impidiendo. Los alumnos deben llegar en canoa al colegio. Muchas actividades de las tardes, como la catequesis, no han podido comenzar. Trasladar a un enfermo o a un adulto mayor es como un sudoku.
Las viviendas anegan, los enseres se empapan y algunos quedan inservibles, la humedad se cuela hasta los huesos, los artefactos se malogran, el cieno se acumula, la ropa huele, los papayos se pudren desde la raíz, los cortocircuitos proliferan y los reumatismos arrecian. Es otra modalidad de aislamiento tal vez menos cruel que la sequía implacable, porque la movilidad y el abastecimiento siguen fluyendo -nunca mejor dicho-, pero bien fregada e incómoda.
Seres humanos con todas las limitaciones, cuyas peripecias no siempre fueron perfectas, pero que, con valentía, creatividad y mucho amor a estos pueblos, escribieron una página crucial en la misión de San José del Amazonas.
Tal vez solo los que ahora pisamos estos mismos barros podemos ponderar con acierto lo que estos misioneros, y otros muchos, significan para nuestro vicariato. Guardar y contemplar su memoria es una inspiración y un acicate.
Desde que la educación pública es aconfesional, la Iglesia católica ha ido menguando de manera drástica. No hay relevo generacional, y eso que hablamos de Quebec: pocos católicos y de edad, escasas vocaciones, cantidad de sacerdotes y religiosas ancianos, tremendos edificios históricos costosos de mantener y que suponen un considerable pasivo económico…
En la Eucaristía del domingo, los únicos niños y jóvenes eran inmigrantes, en este caso colombianos, con los que conversamos al final. Hay también en Canadá muchos asiáticos y africanos, pero mi impresión es que en Estados Unidos la Iglesia tiene más dinamismo, está más más rejuvenecida por la transfusión de vida multicultural.
Es increíble el papel que los misioneros, religiosas y sacerdotes jugaron en el proceso de fraguar Canadá. . Por todas partes hicieron escuelas, puestos sanitarios, posibilitaron servicios básicos y mejor calidad de vida, pero siempre cuidando a las comunidades autóctonas, preservando sus culturas ancestrales con clarividencia y respeto. Las Ursulinas se adelantaron a su época educando a mujeres instruidas y empoderadas, fungiendo de constructoras, empresarias, promotoras de cultura, igualdad y progreso.
El paralelismo con la misión de los pioneros canadienses en nuestro Vicariato es enorme: ellos iniciaron la educación, la atención a la salud y tantos otros servicios en este rincón de la Amazonía donde el Estado peruano no había llegado en los años 50. Del San Lorenzo al Amazonas. Ahora comprendo y amo más todavía la historia de nuestra iglesia selvática, que también me cautivó desde el primer minuto.
Después de 23 años de presencia, y tras un discernimiento honesto, han seguido la invitación a salir de su zona de confort para trasladarse a otro puesto de misión más lejano, más desafiante, más incómodo, más necesitado, más difícil.
Los misioneros estamos siempre de paso y hemos de tener el corazón libre, sin apegarnos a nada ni a nadie, con la disposición de marchar adonde Jesús nos pida. Así son ellas: viven una itinerancia interior, van ligeras de equipaje.
El Papa se piensa como servidor de la alegría del pueblo, catalizador del gozo de la fe y el seguimiento de Jesús. Recuerdo aquellas primeras jornadas y descubro sorprendido que era justamente la alegría el sentimiento predominante, y lo sigue siendo hasta hoy, a pesar de que, para mucha gente, Prevost era un total desconocido.
Estoy convencido de que las reformas van a continuar y se van a profundizar, con un estilo de consolidación firme y tranquilo, como si actuara la mano izquierda de Francisco, menos espectacular y protagonista, pero más integradora. En concreto espero que se den pasos adelante con el Rito amazónico.
Cuando subes, tienes que encontrar lugar para colgar tu hamaca, colocando tu mochila y tus cosas debajo. El hacinamiento es quizá lo que menos me gusta de esta forma de viajar, no es ameno ir como anchovetas en lata. Y luego está la pesadez, barajar el parsimonioso y desesperante paso de horas y horas, tratando de llenar el interminable tiempo de alguna manera. Duermes, estiras las piernas, te sientas y lees, charlas, das una cabezada, tomas un café (había un pequeño bar en mi planta), vas a cotillear dónde nos hemos parado de nuevo, te conectas a internet (hay WIFI), se te acaban los temas de conversación, terminas una novela y empiezas otra…
La autoridad es un servicio esforzado; la responsabilidad, una pesada carga. Pero ¿realmente los demás lo ven así? La dura realidad es que trabajas muchísimo más de lo que deberías, te ves metido en fregaos que no te corresponden y como premio te llevas bastantes bofetadas perdidas y buenas raciones de críticas, algunas de lo más crueles. Es una desproporción tan injusta que me da rabia. No aspiro a que me aplaudan todo el rato, solo a que no me machaquen, aunque ya me han advertido que es mucho pedir.
“Me subí al árbol a agarrar uvillas, me caí y me quedé así”. – “¿Dónde te llevaron?”. – “A Lima, allí me vieron varios doctores, y después acá a Santa Clotilde para estar cerca del hospital”. Hay un silencio porque no sé qué decir. Joysi lo llena: - “Me contó la hermana que ha muerto tu mamá. ¿Cómo estás?”. Se me forma un nudo en el corazón y forcejeo con mis lágrimas.
En 25 años he experimentado suficientemente que el remedio contra los achaques, las cancamurrias, los fastidios y las canseras son justamente los cariños. Los pequeños detalles a través de los cuales las personas te manifiestan su afecto, te transmiten sin palabras que te quieren, que te aceptan y valoran, que están alegres y agradecidas de conocerte.
También sé que en un cuarto de siglo caben muchas equivocaciones, y que no puedes gustarle a todo el mundo. Pero lo que me empuja a seguir sirviendo es el amor correspondido, dado y recibido (nº 231 de los Ejercicios) en gratuidad y reciprocidad, como los amigos verdaderos, al estilo del Buen Pastor.