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León XIV y la economía del Vaticano: "Tenemos que continuar el proceso de reforma que Francisco comenzó"
El vaticanista asegura que “existe una guerra civil subterránea en la Iglesia católica”
“Hoy en día, en la Curia, el 20% está abiertamente a favor del Papa, el 10% está en contra y el 70% espera al próximo Papa”. La radiografía, muy preocupante, la hace Marco Politi (1947), uno de los vaticanistas más prestigiosos de las últimas décadas en una entrevista en Kathoklisch, donde también habla de los importantes frenos que se están poniendo a la reforma del papa Francisco, así como a la importancia del próximo Sínodo sobre la Sinodalidad para, al igual que sucedió tras el Vaticano II, pueda luego poner en marcha las intuiciones de este Pontificado.
“También hay una gran parte de la Curia que simplemente tiene miedo a las cosas nuevas. Tienen miedo y no saben qué decisión tomar. Tienen miedo de lo que sucederá si, por ejemplo, hay un clero casado y temen que entonces se pierda la posición especial del clero célibe. También tienen miedo teológico, del sacerdocio femenino, por ejemplo. Yo diría que es una forma de pensar conservadora, pero en gran parte también es una actitud temerosa”, señala quien fuera cronista de La Reppublica y autor de varios libros sobre los últimos Pontífices.
Para Politi, la cuestión es que “sabemos que estamos en el ocaso de este pontificado, y tampoco hay una idea clara de cómo debe ser el próximo Papa y cuáles deben ser sus directrices”. “En los últimos 50 años, hemos visto que han dado sus impulsos personalidades muy interesantes con diferentes orientaciones teológicas y diferentes actitudes filosóficas. Pablo VI, Juan Pablo II, Ratzinger y Francisco han dado su impulso, pero la gran crisis estructural de la Iglesia católica, y también de las demás Iglesias cristianas, es decir, de las Iglesias estructuradas por la tradición, no se ha detenido. Es un problema que hay que resolver”, añade.
El periodista y escritor italiano subraya que, aun cuando todos los Papas han de tener en cuenta los equilibrios de poder dentro de la Iglesia universal, “a menudo se olvida que en el pontificado de Francisco, desde el principio, en la primera gran discusión de la reforma sobre la familia, sobre la cuestión de la comunión para los divorciados vueltos a casar, hubo una oposición internacional muy grande”, que “tuvo éxito”.
“Esto no ha cambiado en los últimos años. Incluso se podría decir que se ha agravado después del Sínodo sobre la Familia. Para el Sínodo de la Familia de 2015, por ejemplo, ha habido muchos obispos y cardenales que han escrito libros para atenerse a la antigua enseñanza [en alusión a la comunión para los divorciados vueltos a casar que Francisco coló en una nota a pie de página en Amoris laetitia]”.
“Los reformistas -añade Politi en Katholisch- no han hecho los mismos llamamientos. Los conservadores recogieron 800.000 firmas bajo el mandato del cardenal Burke. Hace unos años, se puso en marcha una iniciativa en los países de habla alemana para apoyar al Papa Francisco con un llamamiento. Entonces no había 100.000 firmas”.
Pero también subraya el vaticanista que Francisco está recibiendo mucha aprobación dentro de la Iglesia, pero también fuera de ella. Esto se debe a su línea de una Iglesia que no es autoritaria, sino una Iglesia misericordiosa, que se preocupa por las personas y que también se preocupa por la injusticia social o los efectos del daño ambiental en la situación social de las personas. Pero cuando se trata de tomar partido dentro de la Iglesia, los conservadores, son mucho más fuertes para hacer que se hable de ellos que los reformistas. Por eso, desde hace años existe una guerra civil subterránea en la Iglesia católica”.
Ante esta situación, marcada por la oposición al Papa y a sus reformas y a la falta de debate sobre ellas, Politi cree que por eso el Papa ideó el Sínodo sobre la Sinodalidad que se está celebrando ya en diversas fases, y que concluirá en octubre de 2023 en Roma con la reunión de la asamblea sinodal.
“Francisco quiere un Sínodo mundial para hablar de comunión, de compartir y de misión. Sólo tenemos que ver cómo se desarrolla el debate. No olvidemos una cosa: los grandes cambios del Concilio Vaticano II no vinieron del Papa. Los grandes cambios del Concilio vinieron de la mano de los obispos: de Francia, de los Países Bajos, de Bélgica, de Alemania y de Italia. Ahí es donde los obispos se involucraron. Eso ha faltado hasta ahora a nivel mundial”.
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