El 'factor Tagle' y la Iglesia africana, claves del cónclave: así fue (de verdad) la elección de Prevost

No. Robert Prevost no tuvo ganado desde el principio el último cónclave, como algunas informaciones apuntaron. La realidad, tal y como apunta La Repubblica citando fuentes cardenalicias, se parece mucho más al relato que adelantó RD pocos días después del momento en que León XIV apareció ante decenas de miles de fieles en el balcón central de la plaza de San Pedro. En una votación casi exprés, con apenas cuatro votaciones y sólo dos fumatas negras.

Según este relato, coincidente con lo que señalaron nuestras fuentes en su día, después de la primera votación Prevost sí tenía detrás de sí un amplio consenso, aunque no mayoritario. El candidato por el que apostaba RD -fuimos el único medio en adelantar sus posibilidades- mantuvo un voto muy disperso en la primera votación, con un empate técnico con el cardenal Parolin. Con otros dos cardenales también destacados: de un lado, el progresista Tagle (preferido por los más francisquistas, que también señalaban a Aveline); del otro, el ultraconservador Peter Ërdo.

Fue el miércoles por la noche cuando se activó el 'factor Tagle', quien optó por sumarse a los partidarios de Prevost, arrastrando consigo a la mayoría de los electores asiáticos, 22 en este cónclave. El jueves por la mañana, en la segunda votación, el prefecto del dicasterio de Obispos ya concitaba una mayoría, si bien no suficiente para superar una minoría de bloqueo, que superaban, con mucho, los votos de Parolin y Ërdo. Los ultras, capitaneados por Müller, quisieron mantener este bloqueo, pero algunos de este grupo (entre ellos Sarah o Ambongo, por razones diferentes), se bajaron de este carro. Hollerich, Castillo, Cupich y Baggio, también fueron claves.

Definitiva fue la 'retirada' de Parolin, quien no quiso participar de dicho bloqueo. Ya tras la tercera votación, ocurrió un hecho que desvela La Repubblica: el cardenal Prevost no bajó a comer con el resto del colegio cardenalicio. ¿Qué hizo? Se quedó en su habitación preparando el boceto del que, a la postre, acabaría siendo su primer discurso como Papa, y que se confirmó en la cuarta votación, con más de un centenar de votos. Solo se mantuvieron firmes en el rechazo los fieles a Ërdo, y algún despistado que no terminó de entender que el cardenal Prevost se convertiría en León XIV.