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La Comisión Teológica Internacional publica un documento por los 1700 años de Nicea
En pleno Año Jubilar con motivo de los 1.700 años del primer concilio fundacional de la Iglesia, el de Nicea, la Comisión Teológica Internacional, con el aval expreso del Papa Francisco (quien dio su plácet el pasado 16 de diciembre) lanza un documento que, bajo el título “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador - 1700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025)”, pretende poner las bases para un camino sin retorno hacia la unidad de los cristianos, tomando como base el Credo de Nicea, reconocido como “el documento de identidad del cristiano’, y el impulso de la sinodalidad entre los seguidores de Jesús.
A lo largo de 70 páginas, con 124 puntos divididos en cuatro capítulos, aprobados por unanimidad por el CTI en primera instancia, posteriormente por el prefecto de Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, y finalmente con el visto bueno del Papa, se desgranan las reflexiones sobre el presente y el futuro del ecumenismo, en torno a la relevancia dogmática de Nicea, cuyo 1700 aniversario se conmemorará el próximo 20 de mayo. En esa fecha, la CTI ha convocado una jornada de estudio en la que se desarrollará el documento. Justo en esas fechas (en torno al 25 de mayo) estaba prevista la histórica visita de Francisco a Bartolomé, ahora sin confirmar tras el ingreso del Papa en el Gemelli, aquejado de una neumonía bilateral.
Los trabajos fueron dirigidos por una subcomisión presidida por el sacerdote francés Philippe Vallin, e integrada por los obispos Antonio Luiz Catelan Ferreira y Etienne Vetö, los sacerdotes Mario Ángel Flores Ramos, Gaby Alfred Hachem y Karl-Heinz Menke, el grupo de estudiosos contó con la participación, en plano de igualdad, de dos teólogas, las profesoras Marianne Schlosser y Robin Darling Young.
¿Qué dice el texto? En primer lugar, los teólogos se detienen en recordar el “significado fundamental” del Concilio convocado por Constantino y del Credo que salió de él. También, explican los expertos, porque la conmemoración tiene lugar durante el Jubileo de la Esperanza y coincide con la fecha de la Pascua para todos los cristianos, en Oriente y en Occidente.
“No es un simple texto de teología académica”, añade Vatican News, sino que “se propone como una síntesis que puede acompañar la profundización de la fe y su testimonio en la vida de la comunidad cristiana”. En un momento de búsqueda de la unidad, Nicea se presenta como “un punto de referencia e inspiración” en el proceso sinodal en el que está empeñada la Iglesia católica.
De hecho, en el primer capítulo, la Comisión Teológica muestra su intención de dar “un nuevo impulso al camino hacia la unidad de los cristianos”, y la esperanza de alcanzar una fecha común, y definitiva, para la celebración de la Pascua, tal y como es el deseo compartido de Francisco y Bartolomé. Este 2025, donde esta unidad de fechas se da, representa “una oportunidad inestimable para subrayar que lo que tenemos en común es mucho más fuerte, cuantitativa y cualitativamente, que lo que nos divide”.
¿Qué es? “Todos creemos en el Dios Trinidad, en Cristo verdadero hombre y verdadero Dios, en la salvación en Jesucristo, según las Escrituras interpretadas en la Iglesia y bajo la moción del Espíritu Santo. Todos creemos en la Iglesia, el bautismo, la resurrección de los muertos y la vida eterna”. De hecho, apunta el documento, “la divergencia de los cristianos respecto de la fiesta más importante de su calendario origina daños pastorales en las comunidades, hasta el punto de dividir a las familias, y suscita escándalo entre los no cristianos, afectando así el testimonio del Evangelio que se les transmite”.
“Creemos como bautizamos; y rezamos como creemos”, señala el texto, que exhorta a alimentarse juntos de “esa fuente de agua viva” que supone el Credo, la oración y los himnos del siglo IV, cuando la Iglesia no había sufrido ninguno de sus grandes cismas.
A su vez, el documento profundiza en el 325 "por primera vez se reúnen en Sínodo obispos de todo el Oikouménè. Su profesión de fe y sus decisiones canónicas se promulgan como normativas para toda la Iglesia”.
“La comunión y la unidad sin precedentes suscitadas en la Iglesia por el acontecimiento Jesucristo se hacen visibles y eficaces de un modo nuevo mediante una estructura de alcance universal, y el anuncio de la buena nueva de Cristo en toda su inmensidad recibe también un instrumento de autoridad sin precedentes"
“La comunión y la unidad sin precedentes suscitadas en la Iglesia por el acontecimiento Jesucristo se hacen visibles y eficaces de un modo nuevo mediante una estructura de alcance universal, y el anuncio de la buena nueva de Cristo en toda su inmensidad recibe también un instrumento de autoridad sin precedentes", recalca el texto, que ofrece una mirada positiva respecto a que esto pueda producirse en el futuro.
Finalmente, el texto reivindica “la fe predicada por Jesús a los sencillos”, que “no es una fe simplista”, y subraya cómo “el cristianismo nunca se ha considerado a sí mismo como una forma de esoterismo reservada a una élite de iniciados”.
Más bien al contrario, Nicea representa "un hito en el largo camino hacia la libertas Ecclesiae, que es en todas partes una garantía de protección de la fe de los más vulnerables frente al poder político".
Y, también, “confirma la doctrina católica de la infalibilidad in credendo de los bautizados”. “Aunque los obispos tienen un papel específico en la definición de la fe, no pueden asumirlo sin estar en la comunión eclesial de todo el Pueblo Santo de Dios, tan querido por el Papa Francisco”, culmina el texto.
En sus conclusiones, el documento hace una “apremiante invitación” a "anunciar hoy a todos a Jesús, nuestra Salvación" a partir de la fe expresada en Nicea en una multiplicidad de significados, y sin “ignorar la realidad” ni apartarse “de los sufrimientos y conmociones que atormentan al mundo y parecen comprometer toda esperanza”, escuchando la cultura y las culturas.
El texto finaliza pidiendo estar “particularmente atentos a los pequeños entre nuestros hermanos”, porque “estos crucificados de la historia son Cristo entre nosotros”, es decir, “los más necesitados de esperanza y de gracia”, pero al mismo tiempo, conociendo los sufrimientos del Crucificado, son a su vez “apóstoles, maestros y evangelizadores de los ricos y acomodados”.
Finalmente, el documento invita a anunciar “como Iglesia”, “con el testimonio de la fraternidad”, mostrando al mundo las maravillas por las que es "una, santa, católica y apostólica” y es “sacramento universal de salvación” y de la unidad, frente a Satanás, el divisor.
"Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador - 1700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025)” by Jesús Bastante
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