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'No' a las bodas “en” la Iglesia

El 8 de julio se casa la 'influencer' Tamara Falcó, hija de Isabel Preysler

Aunque algunos, con inclusión de directores espirituales y posibilidades de electores para calificar de “santos” determinados “testimonios de vida cristiana”, pensaran antes en la citada Tamara para patronear nada menos que la “Santa Infancia Misionera”, me siento obligado a que estos mismos le sugieran ahora que no se case “por lo canónico”. Casarse “por”, que no “en” la Iglesia, es algo cristianamente muy serio

Tamara Falcó en Íñigo Onieva
Tamara Falcó en Íñigo Onieva
Antonio Aradillas
07 jul 2023 - 07:53

No es de extrañar que a muchos -muchísimos- les parezca raro que, con “la que está cayendo dentro y fuera de España”, inicie este comentario con una síntesis de elemental gramática castellana. Me explico: la preposición “en” hace referencia real a “cómo se realiza la acción del verbo, al lugar, al tiempo y a la forma”. “El modo de realizar algo, su causa o motivo” expresa con certeza académica el sentido y el contenido de la preposición “por”.

Respecto a los matrimonios y bodas, sacramentalizadas o no, desde sus perspectivas sociológico-religiosas correspondientes, urge destacar que una cosa distinta, a veces diametralmente opuesta, es, significa y comporta casarse “por” la Iglesia, con conciencia de ello, y otra, hacerlo “en” la Iglesia, como marco para lucimiento de vestidos y trajes, y al dictado de ancestrales costumbres, aunque todas ellas hayan sido y sean veneradas y venerables.

Los medios de comunicación, de toda condición y color, -todavía “palabra de Dios” para buena parte del pueblo-, sin ahorrarse datos y detalles de ninguna clase y condición, tuvieron y tienen al corriente a la opinión pública de estar ya en vísperas de vivir una boda de las de tronío, cuya noticia equipara o sobrepasa a las dedicadas a los acontecimientos de superior importancia, riesgos y sobresaltos como los de las guerras entre Rusia y Ucrania, y otros de calado idéntico.

"Que no se case por lo canónico"

Su protagonista se llama TAMARA, nombre procedente del hebreo, que significa “flor y fruto de la palmera" -dátil-, dulce y “protector” a la vez.

Aunque algunos, con inclusión de directores espirituales y posibilidades de electores para calificar de “santos” determinados “testimonios de vida cristiana”, pensaran antes en la citada Tamara para patronear nada menos que la “Santa Infancia Misionera”, me siento obligado a que estos mismos le sugieran ahora que no se case “por lo canónico”. Casarse “por”, que no “en” la Iglesia, es algo cristianamente muy serio. Serían -están siendo ya- muchos los escandalizados al comprobar esta decisión de desacralización de un acto tan religioso como de por sí es el matrimonio entre bautizados.

Tamara Falcó
Tamara Falcó

Una boda cristiana y en cristiano, por poner un ejemplo, jamás podría justificar y exigir efectuar unos cuantos viajes a países de otros continentes para, “in situ”, probarse el vestido con el que sacramentalizar el acto sobrecalificado de “religioso”. Por supuesto que, en cálculos y programas católicos de verdad, difícilmente hallarán acomodo ético-moral tantas despedidas de solteros con sus correspondientes y desbordadas fiestas y festejos. (La referencia y recuerdo a las bodas de Caná, en la que milagrosamente Jesús aceleró su misión redentora, con su madre, parientes y amigos, resultaría irreverente y antievangélico).

"¿Hasta que la muerte nos separe?"

A pregunta tan importante -esencial-, los expertos en Derecho Canónico responden con el aval familiar de la madre de Tamara, que la corrección radical de la equivocación, por sacramental que haya sido y sea, está y estará siempre en manos de los miembros de la Rota y los “Sagrados Tribunales Eclesiásticos" de Roma, o de donde sean , con las rituales fórmulas y formas de las “nulidades” o “anulaciones”, por la Iglesia, con nuevas posibilidades religiosas de volver a casarse más veces.

Por respeto a la Liturgia, al Código de Derecho Canónico, a Nuestra Santa Madre la Iglesia, al pueblo y a los pobres-pobres exiliados de estos privilegios, es explicable el consejo-precepto de no pocos cristianos que les supliquen a Tamara y a su pareja que no se casen “por lo canónico”, sino que lo hagan “por lo civil”.

De todas maneras, amigo Íñigo, con la venia del capellán, no te olvides de obsequiar a las monjas del monasterio santa Clara con dos docenas de huevos, ecológicos, “para que no llueva”, porque si llueve, “¡nuestro gozo en un pozo!”.

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