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51 martirizados entre el 13 y el 15 de agosto
En agosto de 1936 recibieron la corona del martirio, en Barbastro, cincuenta y un miembros de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, cuya memoria recordamos en la liturgia de este 13 de agosto. Hoy entonaremos el himno de los Beatos Felipe de Jesús Munárriz y Compañeros mártires:
«Testigos de la fe y del Evangelio,
Mártires de Barbastro,
gloria de la Congregación y de la Iglesia,
anuncio del Señor resucitado,
profetas del amor y la esperanza,
Mártires Claretianos.
Cantando a Cristo Rey ganáis la altura,
nostalgia nos dejáis en vuestro vuelo.
María es vuestra Madre y vuestra reina;
su limpio Corazón es vuestro cielo.«
Nueve sacerdotes, treinta y siete estudiantes de Teología y cinco hermanos coadjutores fueron detenidos y encarcelados el 20 de julio. Durante su largo cautiverio dieron firme testimonio de su fe y de sus ansias de martirio, así como de su actitud generosa en perdonar, patente en los mensajes que han llegado hasta nosotros y que se ejemplifica en la despedida que Faustino Pérez dedicó a la Congregación del Inmaculado Corazón, el día 13 de agosto: «Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayos ni pesares; morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus venas, estimule tu desarrollo y expansión por todo el mundo».
Los claretianos rechazaron la oferta de salvar la vida si dejaban su vocación religiosa. En palabras de san Juan Pablo II, que los beatificó el 25 de octubre 1992 y calificó como Seminario mártir, murieron «por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos».
Dos de los hermanos coadjutores habían nacido en esta diócesis: Manuel Buil Lalueza, en Abizanda, y Francisco Castán Meseguer, en Fonz. Ambos, con los otros treinta y ocho que iban a morir los días 13 y 15 de agosto, firmaron la Ofrenda a la Congregación (“Testamento de los Mártires de Barbastro”) escrita el día 12 en un modesto envoltorio de chocolate. El primero, martirizado el día 13 de agosto, escribió: «¡Viva Barbastro Católico!». Y Francisco Castán, cuyo martirio tuvo lugar el día 15, estampó esta despedida: «¡Viva Dios! Nunca pensé ser digno de gracia tan singular».
Los restos de estos mártires se veneran en la cripta de la Iglesia del Corazón de María que esta Congregación tiene en Barbastro. Además, con motivo de su beatificación, la provincia claretiana de Aragón decidió la construcción de una Casa-Museo, cuyo montaje se encargó a la museóloga M. Purificación Fernández, carmelita misionera. Se inauguró el 15 de noviembre del 1992 con un claro mensaje de fe, de perdón y reconciliación, de amor a Jesucristo, a la Virgen María y a la Iglesia, a la Congregación Claretiana de la que formaban parte y a sus familias. Un mensaje que llega a las muchas personas que cada año visitan este espacio y conocen a estos, en su gran mayoría, jóvenes mártires.
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