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"Cristianos y musulmanes sólo quieren que termine la violencia"
(AICA).- La comunidad cristiana de la Franja de Gaza "vive con tristeza y preocupación la ampliación del conflicto", con la apertura del frente norte, la invasión terrestre del Líbano por parte del ejército israelí y el lanzamiento de misiles iraníes. Todos estos elementos presagian una nueva escalada, manifestó el sacerdote argentino Gabriel Romanelli IVE, párroco de la iglesia latina de la Sagrada Familia, ubicada en la ciudad de Gaza.
"Lamentablemente -declaró Romanelli telefónicamente a la agencia AsiaNews-, todo esto sugiere que la guerra no terminará pronto, que la situación está empeorando en toda la región; y también aquí [en la Franja], todos los días, sigue habiendo decenas de muertos y heridos, a causa de los tiroteos y bombardeos".
Por último, el sacerdote quiere agradecer al Papa Francisco, que nunca ha olvidado la Franja "y casi todos los días nos envía su bendición y saluda a los niños". Pero a nivel de la comunidad internacional, parece prevalecer la indiferencia o la impotencia, ante el sufrimiento de 2,3 millones de personas que "viven en condiciones humanitarias indescriptibles".
En este momento, la atención de la diplomacia internacional se ha concentrado en la frontera entre Líbano e Israel, con la intensificación del enfrentamiento entre Hezbollah y las fuerzas armadas del Estado judío (FDI), tras el asesinato de Hassan Nasrallah. La muerte del jefe del Partido de Dios desencadenó la represalia de Teherán, que lanzó más de 180 misiles contra Israel, que a su vez mantiene en secreto la magnitud de los daños y ha amenazado con una dura respuesta a la República Islámica por boca del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Estas tensiones y violencias alejan cada vez más la posibilidad de una solución por medio de la vía diplomática y la esperanza de una tregua, por lo que el Papa Francisco (como ya lo había hecho el Patriarca Latino de Jerusalén) convocó a una jornada de oración y ayuno para el 7 de octubre. Es una fecha simbólica, en la que se cumpliría un año del ataque terrorista de Hamás desde la Franja de Gaza contra el Estado judío, que causó casi 1.200 muertos y abrió la herida, aún viva, de los rehenes en manos del movimiento extremista. La operación aprovechó las fallas en la seguridad de Israel, que respondió lanzando una sangrienta campaña militar que, en un año, dejó más de 41.000 muertos en el territorio gazatí, "entre los cuales -señala el párroco latino de Gaza- hay cerca de 16 mil niños".
"El 7 de octubre -continúa el sacerdote del Verbo Encarnado-, comenzaremos temprano por la mañana con la adoración; luego, dejaremos la iglesia libre para las clases de los niños [el templo se utiliza como aula, porque no hay otros espacios disponibles]. Cuando terminen las lecciones, comenzaremos nuevamente la adoración durante otras cinco horas; luego, rezaremos el Rosario por la paz y la misa vespertina estará dedicada a la Virgen, practicando todo el día penitencia y ayuno".
"El recuento de muertos se ha transformado"en algo frío; pero cada muerte violenta es una tragedia, detrás siempre hay una familia que sufre, y la guerra sólo empeora esa situación"
"En estas últimas semanas -cuenta el padre Romanelli-, lo que menos escuchamos son los drones del ejército, lo cual es un alivio para los oídos. Durante meses, día y noche sin parar, escuchábamos ese ruido incesante. Pero continúan las explosiones y los bombardeos de los aviones; la guerra continúa y reina un estado de angustia entre la gente, porque no se sabe qué pasará después.
El día del ataque de Irán, el ejército israelí mató a un grupo de 35 personas que, desde el sur, querían regresar a la ciudad de Gaza [está prohibido cruzar el corredor que separa el norte y el sur de la Franja]. Los mataron sólo porque intentaban volver a su casa". El recuento de muertos, observa, se ha transformado "en algo frío; pero cada muerte violenta es una tragedia, detrás siempre hay una familia que sufre, y la guerra sólo empeora esa situación".
"Los mataron sólo porque intentaban volver a su casa"
A pesar de las dificultades cotidianas provocadas por la falta de electricidad, los edificios destruidos y una situación de profunda penuria y necesidad, la prioridad sigue siendo continuar con la educación de los jóvenes para que no pierdan el año escolar 2023/24: "Hemos retomado las clases para los niños de las familias de refugiados cristianos en la parroquia -contó Romanelli a AsiaNews- y los primeros exámenes comenzarán dentro de unos diez días, mientras que los exámenes de fin de curso serán dentro de un mes y medio. Hay cinco materias principales: árabe, inglés, matemáticas, ciencias y religión".
"Las clases -añadió- son por la mañana; incluso hemos habilitado aulas improvisadas en el pequeño convento de las religiosas del Verbo Encarnado, y hasta la cocina se utiliza a veces para dar clases, así como la misma iglesia. En el jardín, hemos instalado tres cabañas con un techo improvisado de plástico. En total, cerca de 185 niños pueden asistir y continuar sus estudios".
Ante la perspectiva de una ampliación del conflicto, algunas personas de la comunidad cristiana siguen los acontecimientos con atención y participación, mientras que en otras prevalece un sentimiento de distanciamiento, en un clima general de desconfianza "en el que la gente no sabe en quién creer", explica el párroco.
"Conozco a muchas personas pacíficas -observa- que están cansadas de la guerra, que ni siquiera sienten rencor, porque dicen que no tienen fuerzas, que sólo quieren que termine la violencia. Y al igual que los cristianos, que apoyamos los ideales de paz, miles de nuestros vecinos musulmanes también quieren la paz, que todo acabe, para poder reconstruir Gaza, que es una ciudad arrasada".
"Conozco a muchas personas pacíficas que están cansadas de la guerra, que ni siquiera sienten rencor, porque dicen que no tienen fuerzas, que sólo quieren que termine la violencia"
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