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El progreso del país hacia la normalización es lento pero tangible, destaca el vicario
(Vatican News).- Recientemente de regreso a Roma tras el Meeting de Rímini, donde participó en un debate con el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, el vicario apostólico de Alepo, monseñor Hanna Jallouf, destacó la mejora progresiva de la situación económica y social del país.
El nuevo gobierno, liderado por el presidente Ahmed al-Sharaa, ha iniciado un proceso político que incluye plenamente a los cristianos en el proceso de normalización de la vida social y en la reconstrucción del país. "La información que llega a los medios occidentales a menudo ofrece una perspectiva que no coincide con la realidad que estamos viviendo", explica monseñor Jallouf. No hay persecución contra los cristianos; al contrario, el gobierno quiere nuestra participación en la vida política de la nueva Siria y ha nombrado a una cristiana ministra de Asuntos Sociales y Trabajo.
"No hay persecución contra los cristianos; al contrario, el gobierno quiere nuestra participación en la vida política de la nueva Siria y ha nombrado a una cristiana ministra de Asuntos Sociales y Trabajo"
Sin embargo, el cambio en Siria solo puede ser gradual, señala el líder espiritual de los católicos latinos sirios, "también porque todavía existen muchos intereses que se oponen a la estabilización de Siria, y también hay grupos que quieren instaurar un islam radical en el país".
Entre las prioridades de la comunidad cristiana siria se encuentra también frenar la migración, especialmente de los más jóvenes, quienes, tras tantos años de guerra, luchan por imaginar un futuro pacífico en su patria. "Es cierto que los cristianos somos una minoría en Siria", continúa el Obispo, "pero también debemos ser conscientes de que somos la sal de esta tierra. El cristianismo nació aquí, y debemos permanecer apegados a este legado histórico de nuestra presencia". El Obispo latino de Siria recuerda que hubo muchas dificultades en el pasado, pero estas se superaron gracias a la fidelidad al Evangelio: «Es cierto que todos anhelan una vida buena, pero el Señor nunca dijo que debieran ser élite, sino bienaventurados los perseguidos por mi nombre».
Fue precisamente esta fidelidad al Evangelio y a sus propios valores lo que permitió a los cristianos establecer una relación de franqueza y apertura con el nuevo gobierno. «Pudimos dar testimonio con nuestro comportamiento», explica el Prelado, quien también recuerda cómo recientemente, con motivo del Jubileo de la Juventud, las Iglesias sirias lograron enviar su propia delegación a Italia. «Fue algo hermoso. Es una señal de que nosotros también estuvimos presentes, y el mensaje que debemos transmitir a nuestros jóvenes es que tengan fe en su país y en la presencia cristiana en Siria».
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