"Donde no hay caridad hay desesperación. La caridad alimenta la esperanza"
Pero no se preocupan de las desgracias de sus hermanos
"Hacer oración por quienes nos gobiernan"
En este domingo 25 del tiempo ordinario la liturgia de la palabra nos invita a reflexionar en cuatro puntos esenciales: No abusar en el manejo de los bienes que se nos han confiado; nuestra caridad debe ser auténtica; nuestro distintivo cristiano debe ser la compasión; hacer oración por quienes nos gobiernan.
La dignidad de cada persona merece toda nuestra atención, promoción y respeto.
Una persona necesitada está muchas veces en situaciones de desventaja para defenderse y, es sometida, por su necesidad de vida, a ser abusada.
Promover la dignidad de los pobres y necesitados es ganarse amigos que nos reciban en el cielo.
El profeta Amós es muy claro contra aquello que abusan, engañando en el manejo de las balanzas, en dar salvado por trigo, en aumentar los precios. A estos abusadores les falta compasión para ser primero rectos y justos en su proceder.
A los necesitados, todavía los dejan más en desventaja, al alterar precios y balanzas, haciendo que su capacidad de adquisición sea debilite más y con el riesgo de ser engañados, quedando más pobres y débiles, en lugar de promover su dignidad para tener mejores condiciones de vida.
El mal administrador, que se refiere en el evangelio de Lucas, procedió con habilidad, al verse expuesto y desprotegido una vez que le quitarán su trabajo.
Entonces reaccionó y de último momento se puso a disminuir la deuda a los deudores de su amo, aliviando el agobio de la deuda.
Lo hizo porque iba a quedar él en condiciones vulnerables y de necesidad al quedarse sin trabajo.
Este mal administrador malgastando lo que no era suyo, sólo pensó en él, no pensó en los necesitados, a quienes podía ayudar y aliviar sus penas. Y de último momento ayudó para tener quien lo recibiera cuando quedara sin trabajo.
El evangelio nos llama a despertar en nuestras conciencias el bien que podemos hacer hoy y no quedarnos encerrados en nuestros egoísmos, alimentando una insensibilidad ante las necesidades del prójimo.
Ser solidarios con los necesitados es crear una fraternidad y amistad aquí en la tierra que nos haga dignos de un cielo que nos confirma que todo es un don de vida en Dios.
Los textos de este domingo nos invitan a ver la necesidad de la compasión por quienes sufren, que están en desventaja porque no tienen los recursos para defenderse y liberarse de opresores o avasalladores de su dignidad.
Jesús viene para dar atención y mostrar su misericordia con los pobres, los sufridos.
Jesús pide ver las necesidades de los hombres y mujeres y tener gestos de amor y de vida, desprendiéndonos para compartir con quien lo necesita.
En la carta a Timoteo, san Pablo nos recuerda la importancia de orar por los que nos gobiernan.
Hoy vemos que crecen los odios y las divisiones cuyas consecuencias se manifiestan en destrucciones de vidas y pueblos, sin tener compasión de los más vulnerables.
En este panorama la vida se ve en constante riesgo y los que están más desprotegidos, son quienes se enfrentan al hambre, el quedarse sin hogar y expuestos a la muerte.
El dolor se asoma de forma constante en nuestra humanidad actual.
Muchos líderes, ofuscados en sus propios intereses, destruyen vidas porque los mueve el dominio del dinero y del poder.
Hoy tenemos que orar mucho por ellos para que cesen los odios y divisiones que tanto mal hacen.
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