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Escuchar para sanar: el arte de acompañar en tiempos de crisis
El documento final del Sínodo de la Sinodalidad contiene 19 veces el sustantivo, verbo o adverbio “escucha”. La Asamblea no solo ha dado muestra de ello y la ha fotografiado en su nuevo formato de convocación y de reunión, sino que la propone como clave para el mundo y para la Iglesia.
Estamos muy necesitados de escucha. Mucho. dan prueba de ello las personas que sufren por la muerte de un ser querido, que tienen problemas en las parejas, en las familias, en sus modos de gestionar pensamientos y sentimientos, y acuden a los “Centros de escucha”. Honran así la esperanza en que alguien podrá poner un hombro para consolarse, una lámpara en su sendero para iluminar el mejor camino posible, aliviando el peso del sufrir.
Escuchar es una obra de arte que contribuye, en las relaciones de ayuda, a empoderarse, a cartografiar el corazón sufriente, a identificar recursos existentes para afrontar exitosamente las dificultades.
Los “escuchas”, los que atienden en estos Centros de Escucha existentes en varios países del mundo, son habilidosos artistas que ayudan a esculpir el mejor yo de quien tiene pendiente su mejor versión de sí mismo, quizás a imagen del creador.
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