Más allá de la dicotomía entre cuidado y curación.
Dejarse cuidar
José Carlos Bermejo sobre la espiritualidad como fuente de humanización.
Del dolor al sufrimiento hay un salto, de la veterinaria a la medicina hay un salto, de la patología a la patobiografía hay un salto; como también lo hay del pensar al saber que pensamos e innovar creativamente; del sentir al significar hay un salto. Es el salto de lo espiritual, de la vida del corazón, de la dimensión trascendente, la que busca y pone sentido, la que interpreta y se abre a la responsabilidad, a lo simbólico, a la religación, a la vida virtuosa que encarna nobles valores que se concretan en el principio de humanización.
La belleza de la vida del espíritu humaniza, la belleza del jardín interior necesita también atención, cuidado y limpieza regular para florecer y fluir con melodía sinfónica.Porque, así como el cuerpo puede deteriorarse, convertirse en disfuncional, curarse o morir; así también el espíritu puede -encarnado siempre- seguir el curso del cuerpo o mantenerse cual comandante en la tempestad de la enfermedad.
Hablar de cuidar lo espiritual en el cuidado es acompañar al cuerpo a empalabrarse. El cuerpo mudo es el cuerpo muerto, el cadáver. El que ni dice ni tiene nada que decir, sino ser retirado para que no sea fuente de mal y enfermedad para otros.
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