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A la salida del templo le esperaba una multitud de fieles de la popular imagen
Felipe VI ha acudido este viernes a la basílica de Jesús de Medinaceli de Madrid para venerar la histórica talla de madera del cristo, en la tercera ocasión desde el inicio de su reinado en que cumple la tradición del besapié por parte de un miembro de la Casa Real.
Poco antes de las once y media de la mañana, el rey ha llegado a la basílica, que abrió sus puertas para esta tradición a medianoche, y que se encontraba llena de fieles, a muchos de los cuales ha saludado al avanzar por la nave central mientras se escuchaba el himno nacional interpretado por el órgano del templo.
El rey ya adoró en 2018 la figura del cristo nazareno, con fama de milagrosa, y veinte años después de que lo hiciera junto a la princesa Letizia en puertas de su boda, ha regresado al templo donde miles de madrileños y de personas procedentes de otras ciudades peregrinan cada primer viernes de marzo.
Felipe VI, que ha lucido el cordón con la medalla de esclavo de honor que la hermandad le concedió en 2018, ha salido del templo donde, bajo la lluvia, le esperaban cientos de ciudadanos y fieles de Jesús de Medinaceli aguardando su turno para cumplir con la tradición, que han vitoreado al monarca.
Benjamín Echeverría, superior provincial de los frailes capuchinos, orden que custodia la imagen del popular cristo, ha indicado que el rey "es siempre el protector de cofradía" y que su visita "es una manera de continuar esa tradición".
Una tradición que, ha explicado a los medios de comunicación, "como tantas cosas en torno a este día, nadie sabe cómo comenzaron y por qué un primer viernes de marzo es la fiesta popular. Unos historiadores dicen que es porque un primer viernes de marzo vino a Madrid el Cristo en 1682".
Y es que la emblemática figura se esculpió en Sevilla en la primera mitad del siglo XVII por encargo de los duques de Medinaceli y en 1682 se trasladó a Madrid después de que fuera recuperada de los musulmanes.
En aquella ocasión, ha indicado Echeverría, dicen los cronistas que todo el pueblo de Madrid salió a recibir a esta imagen y en aquella procesión cuando pasaron por el Palacio Real, la familia real también bajó a venerar las imágenes, que ha situado en ese momento la tradición de que alguien de la Casa Real pase a venerarla.
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