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Bolaños y Parolin cerraron el acuerdo durante un encuentro en Roma el 25 de febrero
“La Iglesia no puede quedarse fuera de la resignificación del Valle”. Este fue el consenso alcanzado por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado, Pietro Parolin, durante una reunión que tuvo lugar el pasado 25 de febrero en el palacio de la Terzia Logia vaticana, y que sirvió para que Gobierno y Santa Sede rubricaran un acuerdo que permitió la salida del prior Cantera, la permanencia de los benedictinos en la basílica (que no será desacralizada) y la resignificación del complejo, que sufrirá “intervenciones” en el vestíbulo, el atrio, la nave desocupada y la cúpula del templo.
La reunión, confirmada por RD y de la que ofrecemos imágenes, contó con la participación del secretario del dicasterio y de la embajadora de España ante la Santa Sede. Durante el mismo, celebrado durante el ingreso del Papa Francisco en el Gemelli, Bolaños trasladó la preocupación del presidente del Gobierno por la salud del pontífice, que este domingo regresó al Vaticano.
El encuentro, calificado como “sumamente productivo” por el Ejecutio, y en el que Parolin demostró un conocimiento exhaustivo de la realidad de Cuelgamuros y de la Ley de Memoria Democrática, se sustanció en un acuerdo que posteriormente fue rubricado en un encuentro (celebrado el 3 de marzo) y el consiguiente intercambio de cartas entre el ministro y el cardenal de Madrid, José Cobo, designado por el Vaticano como responsable de lo que suceda en Cuelgamuros.
No habrá, pues, salida de los benedictinos del Valle, toda vez que el ex prior Cantera y otros dos religiosos saldrán del cenobio en las próximas semanas, después de la toma de posesión del nuevo responsable de la comunidad, Alfredo Maroto, quien en sus primeras palabras se comprometió a que “la basílica sea un monumento a la reconciliación y un valle de paz”. Tampoco habrá desacralización del templo, y mucho menos derribo de la Cruz del Valle, como habían augurado sectores vinculados a la ultraderecha eclesial.
En conversación con RD, fuentes episcopales lamentan que se haya hecho público el acuerdo, y subrayan la presión del Gobierno para desacralizar ante todo y expulsar la comunidad. Los movimientos se han dado, fundamentalmente, para salvar la basílica y asegurar la presencia de la comunidad, sostienen dichas fuentes.
Durante las conversaciones Gobierno-Vaticano-Arzobispado de Madrid se acordaron las claves para la resignificación del Valle.
El concurso internacional de ideas, que será convocado de inmediato, conservará “como espacio dedicado al culto” la zona que ocupa el altar y las bancadas adyacentes, a las que no afectarán las intervenciones “de carácter artístico y museográfico”.
El resto de espacios del interior de la basílica (vestíbulo, atrio, nave desocupada y cúpula) “no están destinados al culto y podrán ser objeto de intervenciones” de este tipo “para la resignificación del lugar”. Dichas intervenciones, se añade en el acuerdo Roma-Moncloa, “serán compatibles con la celebración de actos de culto” en el templo, cuya desacralización nunca ha estado en cuestión.
El acceso al espacio de culto, añade el acuerdo, “será independiente” del resto, algo que habrá de definirse en el concurso internacional de ideas, que “contará con un miembro en representación de la Iglesia católica, que será nombrado a propuesta de ésta”. El elegido, tal y como informa Cobo a Bolaños, será el actual delegado de Liturgia del Arzobispado de Madrid, Daniel Alberto Escobar Portillo.
En la carta que acompaña los términos del acuerdo, con fecha de 4 de marzo, Bolaños constata ante el cardenal de Madrid “la mutua voluntad del Gobierno y la Iglesia católica de alcanzar un acuerdo sobre el destino de la Basílica del Valle de Cuelgamuros” y se compromete a mantener “el trabajo conjunto que sea necesario en el proceso de resignificación” del conjunto monumental “en lo que afecte a los usos religiosos del mismo”.
Al día siguiente, el cardenal Cobo responde al escrito del ministro, señalando cómo “después de varias reuniones y de sus conversaciones con el cardenal Parolin, hemos entendido que la presencia de elementos religiosos en el valle puede incorporarse a este proceso”, de manera que “sigan orientadas a su fin principal que es la oración, el culto y la promoción de la cultura de la paz y la reconciliación”.
En cuanto a los detalles, Cobo acepta los ejes del concurso internacional, nombrando al delegado eclesiástico que formará parte del jurado, y acordando que los detalles de la ejecución “se dialogarán y consensuarán en todo momento, acordando la importancia de armonizar los espacios sagrados y las expresiones artísticas que presentan, de modo que se respete el fin religioso y cultural de estos espacios”.
“Cuenten con la colaboración y con el deseo de contribuir en este proceso con los valores de diálogo, el respeto, la cultura del encuentro, la convivencia y la paz que forman también parte de nuestra identidad”, finaliza la carta del arzobispo de Madrid, que marca un antes y un después en la difícil carrera por la necesaria resignificación del Valle.
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