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(Agencia FLAMA).- Un grupo de jóvenes —todos ellos de la misma familia— quiso participar en un acto que, como cada 28 de septiembre, se celebra en la Catedral de Lleida tras haber viajado desde Zaragoza, donde residen. Todos ellos comparten la sangre de un antepasado (el beato Francesc Castelló, fusilado en 1936 con 22 años y, por tanto, joven como ellos) que, aunque no llegaron a conocer, ha formado parte de sus historias familiares.
Los jóvenes, descendientes de Maria Castelló, hermana menor de quien fue beatificado por Juan Pablo II en 2001 y fallecida en 2014 con 103 años, presentaron como ofrendas a Francesc Castelló las tres cartas originales que el joven mártir escribió en prisión momentos antes de morir en el cementerio de Lleida. Unos documentos custodiados en el Archivo Capitular de la Catedral de Lleida, en los que Castelló, por ejemplo, aseguraba a su prometida que ofrecía a Jesús “el amor que te tengo, mi amor intenso, puro y sincero”.
“Este beato no solo tiene una fiesta propia en el calendario diocesano”, como señala Conchita López, directora del secretariado del obispado de Lleida dedicado a trabajar en las causas de sus beatos y santos, “sino que también tiene muchos seguidores en nuestras tierras y goza de una devoción muy arraigada entre adultos y jóvenes”. Una cuestión reflejada en esta celebración, con una catedral “a rebosar” y presidida por primera vez por el obispo Daniel Palau, un prelado que, según López, “ya ha empezado a conocer las sensibilidades y motivaciones de quienes llevamos años queriendo elevar a los altares a los mártires leridanos”.
En el caso de esta leridana, secretaria y notaria del tribunal que se encarga de inventariar todas las causas desde 2003, sus principales objetivos han sido fomentar el culto a los beatos de la diócesis (“intentando que cada vez sean más quienes los veneren”, destaca) y trabajar en causas ya iniciadas.
Como la causa que desde 2003 trabaja para la beatificación de un total de 138 sacerdotes, 1 seminarista y 30 laicos de la diócesis (entre ellos, una mujer que “ejerció como maestra en Alfarràs”, comenta López), los cuales fueron asesinados durante la Guerra Civil “por no renunciar a vivir cristianamente”, sostiene.
En este sentido, la beatificación de estos 169 leridanos “podría llegar durante el otoño de 2026”, como admite Conchita López, en el marco de una celebración “histórica” que tendría lugar en la Catedral de Lleida. Un nuevo acto que serviría para rememorar la vida “de un alcalde, un concejal, varios campesinos, un impresor o un militar”, subraya la leridana, entre muchas otras profesiones que fueron truncadas por la guerra.
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