En medio de la crisis de credibilidad de las instituciones y del cansancio espiritual que muchos creyentes experimentan, podemos inspirarnos en una propuesta antigua y, a la vez, profundamente nueva de renovación de la Iglesia: formar comunidades monásticas laicas, autónomas, enraizadas en la vida cotidiana y abiertas al mundo.
El esoterismo era la perspectiva predominante en la espiritualidad antes del nacimiento de la tradición judeocristiana. Ésta revalorizó el carácter real de la historia y el carácter histórico de la salvación
Cuando la imaginación simbólica se concibe como el único verdadero instrumento central del conocimiento (menospreciando la razón y el amor como otras formas necesarias de conocer), y se antepone el símbolo al ser, a la existencia, a la historia… el esoterismo se enferma, y se convierte en gnosticismo
"En el siglo XX se ha producido todo un movimiento de revalorización de la imaginación, desde el campo de la fenomenología de la religión (Mircea Eliade), la psicología analítica (Jung), la antropología (Gilbert Durand), la filosofía (Bachelard), la política (Bloch) y la espiritualidad (Henri Corbin)"
"La imaginación no dependería así de la percepción del mundo objetivo sino de una “imaginación transcendental” (Bachelard), que sería la verdadera fuente de la razón, del arte y de la espiritualidad en el ser humano"
"Incluso en el ámbito religioso el mensaje cristiano se había convertido en una ideología dogmática más que en una experiencia"
"Frente a estas visiones intimistas y gnosticistas, la tradición profética judeocristiana ha enfatizado la necesidad de vincular la ética y el símbolo (el culto)"